miércoles, 23 de abril de 2014

Hola, soy Roberto




Intentaré escribir disimuladamente. Mientras, sonriente, él me mira desde la pared del suroeste.

Tu no lo verías. Para ti son visiones, majaderías. 

Cada noche, de esa mancha oscura de la pintura del muro, una sombra creciente se desprende, 
y reptando, desciende a los pies de mi camastro.

Despierto, la ahuyento. Me concentro. Pienso en mi poder interno.

La sombra mengua, retrocede. Aunque se mantiene presente.

Y sonríe. Yo lo se, él sonríe. 

Tu al verlo dirías, estoy demasiado cansado, se cierran mis ojos, mi visión se ha nublado.

Yo se que él sonríe.

Si estoy despierto pero a la vez en sueño, tan cansado, distante y a la vez consciente,
es cuando mejor veo su sonrisa.  

Y sus formas. Pues son estas variadas.

Creo que me esta observando en este instante. Sigue siendo un borrón, una mancha, pero el rey me esta mirando.

Prosigo con cautela. La palabra no escrita puede ser condena del que encuentre este documento. 

Mejor no. Mejor en otro momento.


Lo siento.