Sueño despierto con lugares de mis recuerdos, aun sabiendo que nunca estuve allí y siento
nostalgia.
El sol baja en el horizonte dejando a media luz la playa en la que día tras día faenaba,
escuchando las notas que ahora me hacen recordar lo que nunca viví.
Es el, o ella, quien en mi habita. Fue, mejor dicho, días ahora pasados.
Y sin yo haber conocido su ser, recuerdo con pena panoramas, olores, sonidos y música,
ay la música!
....
ay la música!
....
No están grabados esos recuerdos en mi por haber los vivido, lo están por ese alma que
comparte mi envoltura.
Me atrevería a decir a veces "Decides tu por mi, anima que en mi habita", intentado
engañarme, haciendo suyas mis malas elecciones.
Soy un bastardo necio siquiera por pensarlo, pues sin duda si el espíritu qué en mi
habita, que alegra mi vida y me da fuerza y fortuna, pudiera elegir por mi, el camino sería
recto, estaría yo completo hace mucho tiempo ya, pero el niño soberbio que ocupa
otra parte de mi cuerpo lo evita, ese niño al que no quiero parecerme,
pero que soy sin remedio.
pero que soy sin remedio.
Y en esta duda existencial, amar y ser afortunado o guardar odio y rencor para no olvidar lo
aprendido, mi ensoñación se dispersa, difuminando el recuerdo de lo que no he vivido,
apagando poco a poco la influencia del santo de cuba que sano mi locura.
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